Presente Contingente

No desespero entre la ausencia huyendo en forma de voz y color. Entre mi vanalidad yo mismo me alejo y sin saberlo me acerco

Ayer me pareció oirte, verte pasar fugaz como quien no se conoce, como quien ha olvidado todo, como quien ya no recuerda sino su voz. Ibas bella como un Sol y me escondí para llamarte pero no contestaste. No quisiste escucharme pero hoy me miraste de lejos con mi tristeza, y tus palabras se me antojaron extrañas, tu alma de roca, y mis piernas de arena.

Esto de una u otra forma pasará, con dolor, con sangre, con lágrimas o contigo.

Del metal más frío surge la luz que apaga la mía, hasta dejarla en el más leve destello que no acierta a iluminar más allá de mi soledad. Porque el todo no basta si no puedo tocarte; porque cambiaría un instante de tus ojos por media vida entera, porque nada se oye sin tu voz cuando todo el mundo calla. Porque te hablo y no me hablas.

No hay cabida ya para el dolor, porque sólo el pasado duele, sino para el amor. No hay miedo sin esperanza. No hay dolor sin palabras. Hay deseos que esperan ser recordados. Hay sueños que esperan ser escritos. Hay tristeza (si no estás) también Hay todo Hay tú.

De mil palabras me quedo con las tuyas, que de lejos en mí quedan para acompañarme en mi baile de sonrisas. Pasen los días y me sigues a donde vaya aunque duerma para despertar junto a mis deseos y mis lágrimas. Porque la música ya no es si no es contigo, y la guitarra está sorda sin tus canciones. Porque aunque de lejos, aquí conmigo sigues, y aunque no estés, vives con mi dolor mejor que yo. Porque cuando no me encuentro te encuentro. Porque cuando no me vivo te recuerdo y porque para morir ya no hay tanta prisa si tú estás. Porque si no me quedo muero desde aquí. Porque verte quiero aunque esté lejos. Porque estás cerca aunque yo esté lejos.

Probaría a herirme para volver a sentirte pero ya no recuerdo cómo hacerlo. Dejaría que lo hicieras por mí sólo para disfrutarte. Volvería a aquellos mismos lugares para encontrarme dentro de ti. Huiría de aquí para sonreírme desde dentro donde nadie me viera. Volaría una única vez para alejarme de mí, y poder acercarme a ti.

De entre el fuego y el hielo, surgen sonrisas y falsas risas que se confunden entre el odio, el deseo, la mentira y la obsesión por el recuerdo. Ya no hay lugar para luchar enfurecido sino para llorar sin pensar, de dormir sin soñar y despertar sin llamar. Es hora de vivir por inercia y envidiar a los demás y de volver a recordar aquél día en que pude despertar entre besos de papel. Y veo abrazos, caricias y miles de luces que un día me iluminaron justo cuando estaba amaneciendo; pero ahora ya es tarde y tus besos suenan lejos y yo sólo tengo mis libros, mis letras y las canciones, y el amargo sabor de un sueño por desear. Sólo tengo sangre reseca sin poder limpiar. Sólo tengo el vino para anestesiar y la música para respirar.

"Te sentaste justo al borde del sofá como si algo allí te fuera a morder Dijiste: hay cosas que tenemos que aprender, yo a mentir y tú a decirme la verdad, yo a ser fuerte y tú a mostrar debilidad, tú a morir y yo a matar" Y después se hizo el silencio y el silencio fue a parar a una especie de pesada y repartida soledad, y la soledad dio paso a un terror que hacia el final nos mostró un mundo del que ninguno quisimos hablar. Y así eran nuestras noches y así era nuestro amor, comenzaba en el silencio, continuaba en el terror, y otra vez de allí al silencio. Dime ¿para qué hablar de lo que pudo haber sido y de lo que jamás será, tratando de adivinar qué fue eso que hicimos tan mal? Si,en fin, se trata de morir o de matar.." "Morir o matar", N.Vegas

Es de noche, llueve, y no puedo respirar. Estoy en el suelo, tendido, como atado sin poder moverme. Oigo voces y gritos de dolor al mismo tiempo. Las voces se acercan, cada vez más, y huele como a quemado, mezclado con hierba y humedad del suelo y de la vegetación. Ahora alguien se acerca corriendo hacia mí, y aparece en mi campo de visión. Llleva una armadura, "¿Dónde estoy?". También lleva un hacha en la mano manchada de sangre y justo cuando la va a usar contra mí, vuelvo a abrir los ojos, y ahora está de día, y ya no estoy atado, y cuando me levanto, veo un grupo de gente alá alo lejos, venir corriendo hacia mí y gritando mi nombre mientras ríen y lloran, no lo sé exactamente. Pero me da tiempo a mirar alrededor y ver que estoy en un sitio de una belleza increíble pero a la vez imposible, donde se juntan, desiertos, mares, islas, montañas, nieve, frío y calor; y cuando vuelvo a bajar la mirada ya han llegado todos, con los brazos abiertos me dan un abrazo multitudinario q

Hoy me he vencido por segunda vez, dentro de una batalla, en la que creía que no podía perder, dentro de mi terreno, entre la respiración acelerada y el sudor, que se mezclaba con mis lágrimas, hasta el punto en que ya no sabía si corría o huía de no sé exactamente qué.

Y de entre el silencio surgió una única voz, y que dijo: "No te vayas quédate" Y su eco llega hasta hoy cada vez que oigo esa guitarra Y yo creo que le hice caso porque aún sigo allí, dentro de un coche, tarareando aquellas canciones tristes. Ya puedes cerrar la puerta, no me molesta el humo.

Ahora, con dolor mitigado, me acuerdo del mecurio, de aquellas gotas de metal pesado, de esas conquistas contra la oscuridad, de los individuos atávicos heredados de la genealogía, como decía Carlos Marzal en su poema, y sobre tu nevera, y desde tus pupilas azules, somos lujosas gotas de mercurio amante, orgullosos herederos de un pasado.

Y yo sólo me di cuenta de lo que hacías cuando me abrazaste en lugar de besarme, cuando supe que aquello era real y que no, no me volvería a levantar. Y me miraste esperando una repsuesta y yo sólo pude decirte que esto siempre es igual, que tanto amor era irreal, y que un día siempre tenía que acabar. Y a partir de ahí no te reconocí porque decidiste olvidar todo lo que me ayudaba a respirar, y después te volviste, y yo me acordé de cuando un día me abrazaste, pero ahora ya no pensabas igual, porque para ti tanto amor era irreal y desde un principio sabías que tenía que acabar. Y seguías allí sentada en el sofá, mirando de una forma un tanto extraña, como esperando que yo dijera que aquello era normal y no era real, pero yo sólo podía mirarte y ponerme a recordar cuando los dos reíamos en lugar de llorar. Y tu voz se apagó tras una lágrima y ya no pude encontrarte sino en forma de un recuerdo que ya no volverá a ser real, y me dije a mí mismo: "El final acaba de empezar"

Ahora que ya nadie sabe sino yo, me muevo paralelo a la realidad que yo mismo he fabricado con montones de basura que me he ido encontrando dentro de mí y que saco de mi boca. Y es que ya no dormimos a causa de nosotros mismos, y de nuestras palabras, que ya no parecen tan correctas y ahora se antojan tan perfectas e inexplicables. "¿Te parece todo tan normal?", me dijo: "Soy de usar y tirar"

Hay pequeñas cosas, pequeños destellos, como lucecitas que aparecen de cuando en cuando entre la inmensa oscuridad que, si antes era triste y dolorosa, por momentos aparece de una increíble belleza, salpicada por millones de puntitos de luz, como las estrellas en la noche más cerrada, como unas cuantas palabras que rompen el más largo de mis silencios, y limpian miles de lágrimas, como una buena canción que te estremece hasta el infinito.

Yo sobre las piedras y con la respiración entrecortada, ellos en el cielo, llenándolo de colores mientras cantaban, parecían disfrutar del viento y yo de ellos.

Puedo sentir un cálido abrazo en mi memoria, tangos sin música improvisados en la calle, canciones en voz alta al pasear, aromas infinitos de cocinas imposibles, telas entretejidas en disfraces perfectos, vino, incienso, velas y música de fondo, y miles de besos desnudos

Ahora marcho a intentar recordar todo aquello por lo que luchar, en busca de algún que otro beso que alguien se olvide, para hacerlo mío, y colocarlo como mi más preciado trofeo delante del presente. Me voy de aquí, lejos, en busca del lugar donde los sueños no se cumplan y los deseos no existan porque no se necesiten. Me voy para ver si te encuentro más allá de las palabras, para ver si te robo la razón y te convenzo para que te olvides de ti. Y cierro los ojos...

Cuando el amor me huye me siento lejos de mí y aun entre miles de palabras, nada llena más que estar en silencio contigo, nada llena más que mirarte sin hablar. Cuando la noche me gana, te veo más clara como la Luna, que se deja mirar sin decir nada, y aun entre miles de sonrisas nada llena más que tus manos nada llena más más que besarte Cuando me siento vencido, nadie ve mis lágrimas que caen en la almohada y mientras sueño que gritas mi nombre, nada llena más que despertarme nada llena más que amarte

Un día me dijiste que te gustaba ir de la mano mientras paseabas junto a mí, y tanto me gustó que ahora no sé llevarlas en los bolsillos.

La perspectiva te ayuda a ver la realidad de un modo distinto, pero yo creo que hay distintas realidades. Yo tengo mi propia realidad, de un color determinado. Y tengo mi color, y me gusta, aunque esté pasado de moda. Aunque sean pegatinas, a mí me gustan y eso los hace reales.

Hoy me he acordado de las tazas grandes de desayunar, de esas que tienen un asa grande donde te caben hasta cuatro dedos excepto el pulgar, donde se pueden beber grandes cantidades de leche, o de café con leche, a veces con algo de cola-cao, como en el starbucks, sólo que aquí, con una buena catidad de tosta-ricas hasta saciarte y con algo de fresas o de melón, y no con muffins y cinnamon strudels. Y también me he acordado de las palomitas, miles de palomitas para cenar, pero de las que se hacen en la sartén, que están buenísimas, y no las de microondas que te dejan la boca llena de manteca de esa que usan en lugar de aceite y que hasta te enmascara el sabor de la coca-cola. Y del último trago de vino, a veces acompañado de chocolate negro, en las noches especiales, siempre en copa y a su temperatura, sólo los que nos gustan, los mejores, hasta empezar a notar los primero efectos del alcohol que aprovechábamos para besarnos y olvidarnos de todo, hasta de nosotros mismos, entre nubes de

Haciendo balance, todo queda de un color verdoso almendrado. Con la sensacion de haber sobrevivido a una lucha encarnizada pero esperando al siguiente enemigo, mientras aguardo con esperanza a que mis heridas se curen para que no me molesten en la siguiente batalla. Aqui todo es mas bonito pero solo porque no estoy acostumbrado a verlo. A mi me gusta mas valorar lo conocido. Ahora parto hacia un nuevo presente. Juguemos a olvidar y a recordar.

Pensandolo mejor, intentare estar mas despierto la proxima vez, a miles de kilometros, alejado de mis recuerdos, dentro de mi presente. Tratare de escuchar mas y pensar menos bajo las luces, entre miradas desinteresadas, preso de la embriaguez del alcohol prestado. Y ahora marcho de nuevo entre desconocidos que dan cien consejos, aun sin conocerte, obligandote a bailar como favores de prestado. Bienvenido a lo desconocido.

¿Dónde están las canciones que escapaban entre tangos improvisados? ¿Dónde el aceite del incienso antes de que se apagaran las luces de mil velas? ¿Dónde el silencio interrumpido por tu respiración entrecortada? Hoy he tropezado con el rojo transparente de un recuerdo que se transformó en palabras de tus manos, y me lo he llevado conmigo hasta que de tanto mirarlo se me olvide entre tropiezos y arrepentimientos. ¿Dónde está el vino que de tu copa brillaba de un dulce violeta? ¿Dónde la embriaguez que me hacía caer de rodillas entre tu brazos? ¿Dónde la sonrisa que se me escapaba sin querer al mirarte?

Hoy no me siento seguro de mí, porque hoy me he ganado un par de veces entre lágrimas, en medio de la gente, delante de sus miradas entre empáticas y desinteresadas. Al final se me han secado solas, sin ayuda de nadie, ni siquiera la mía.

Estaba yo en la playa, mirando al cielo, esperando a que viniera, al principio no sabía exactamente quién o qué, pero había una gran expectación que aglomeraba una gran cantidad de gente en la arena. Empezaron a venir aviones que iban soltando una especie de estructuras globosas verde brillante con forma de casas, que supuestamente debían contener gente. Al llegar al suelo, unos grupos de niños avanzaban rápidamente hacia donde había caído para adivinar su contenido, y tanto se arrimaban que los adultos de vez en cuando les llamaban la atención, porque de hecho, algunos aviones no remontaban el vuelo y se estrellaban contra la arena, aunque curiosamente no ardían. Pero había algo, no sé exactamente el qué, que todo el mundo esperaba, y no llegaba, hasta que un avión, esta vez más grande, dejó caer la mayor de las estructuras globosas provocando un sonido de admiración entre el público. Debían estar allí, eran "ellas" que venían de un lugar lejano, las chicas, a reunirse con s

Y por cierto ayer te olí, y tu olor duró hasta esta mañana

Ayer, hoy, y creo que mañana, pasarás de nuevo por aquí. Interrumpirás cualquier cosa que esté sintiendo en ese instante para aparecer fugazmente, en mis sueños o despierto, y vendrás con tus palabras después de rozar mis labios y me miras fijamente diciendo: "¿Estás bien?" Y seguirás mirándome hasta conseguir que aparte la mirada mientras me abrazas y huelo de tus labios a Don Julio recién servido. Cogerás mi mano de nuevo y me llevarás lejos de mi torpeza hasta donde se confunden las lágrimas de dolor y de alegría y donde sólo existe el presente especialmente diseñado para ti. Y tal vez el mismo silencio que escucho ahora fuera más llevadero que con el mejor de los vinos, o tal vez pudiera escucharte y no sólo olerte. Y mientras, me repites al oído cuchillos de palabras que se me antojan pétalos blancos disfrazados de mil ilusiones.

A veces, cuando veo a una chica tremendamente atractiva, me pregunto si sabrá cómo cogerme la mano, o cómo serán sus besos cuando yo esté triste, o el tacto de sus dedos al secarme las lágrimas. Me pregunto si le gustarán tanto los abrazos como a mí.

Hoy he tratado de cambiarle la letra a aquella canción para ver si me devolvía mis recuerdos

Nos subimos en un coche para escuchar canciones tristes que nos hacían felices mientras hablábamos de sentimientos. Con las puertas abiertas para poder fumar, te dejaste el mechero sobre el sillón y alguna que otra confesión. Y tú no querías no, no querías ni pensar porque la música te hacía disfrutar mientras te dejabas llevar entre el alcohol y algunos acordes, que algunos se paraban a escuchar o a curiosear mientras hablabas de sentimientos y tratabas de cantar. ¿Crees que todo fue real? Y dejaste la cerveza porque no querías no, no querías parar de cantar ni de fumar. Nadie nos quiere, no, decías con los ojos cerrados, sólo estamos nosotros dos, entre miles de canciones que nos parecían perfectas, alejadas de los bares, y tú no querías no, no querías parar de cantar ni de fumar. No te vayas, no, me decías con la puerta abierta para poder fumar mientras hablabas y cantabas. Y tú no querías, no, no querías ni pensar cómo esto iba a acabar mientras la música no paraba de sonar, y yo l