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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Tu nombre

Ayer mismo casi escribí tu nombre con tinta invisible sobre mi muro, ese que tú misma has construido, y que hace tiempo ya escalaste, ese que yo mismo destruí en pedazos mientras me besabas y que ahora luce a gran altura adornado con trocitos de ayer, como si fueran pequeños diamantes brillantes, que a la gente hace parar y contemplar y que los detiene a todos, gustosos a tocar sin saber que están manchados de mis lágrimas. Hoy casi escribo tu nombre, pero a la primera letra me he acordado, que ya no me querías mientras el pulso contenía.

Uno más

De pronto eres consciente de tu danza oscura mientras coloreas mil mentiras. Recuerdo que un día me dijiste que me querías, no con tus ojos pero con tus labios, y lo que querías era tu maceta de flores para robarme mis mariposas de colores, en un tango siniestro bailado en solitario, triste y rutinario, sin música ni violines, dejando mi voz apagada, triste y de tanto llorar rota. Y duerme, respira, come y siente, pensando y no mirando, durmiendo y no soñando para acabar obviando sin escuchar y hablando por hablar. Y dijiste: "Después de todo ha sido uno más, y que él trate de olvidar, que yo seguiré mirando al mar como quien sólo busca alguien a quien poder amar para después poderlo volver a matar."

De mí

De mi propio centro, de mi sangre y de mí, cuento: Cómo desde fuera no me escucho lo de dentro, ni alcanzo a ver lo que siento. Y me miento si digo que un día lo haré, porque no será cierto. Y cuando oigas que despierto haz como si sonrieras y dime que todo es bello. Dime que soñaste conmigo, y que soy yo, dime que quieres venir a volar conmigo y enseñarme tus manos. Olvídate de los árboles y de las nubes, incluso de pensar, y recuerda lo que un día fuimos y cómo nos reíamos. Y cuando quieras decírmelo no te olvides de recordarme que lo olvide, o mejor aún, olvídalo y piensa en otra cosa porque yo para entonces ya estaré soñando, o mejor dicho, ya habré soñado y ya habré despertado.

Sin su voz

Es sólo que cerró los ojos un momento, sólo que voló de su mano con el viento y que en sus labios un segundo se hizo lento, es sólo que con el tiempo fue sintiendo, aunque fuera sin su voz, aunque sea sin el viento.

Donde el silencio es olvidado

Donde el sol confunde el frío y el silencio es olvidado a cada paso sobre mojado . Donde el ahora destrona el pasado y el futuro es ahogado, cada vez que despierto desesperado. Búscame cuando el frío me acalle y a gritar nadie se atreva. Cuando la noche comience a andar y los sueños empiecen a brillar. Búscame cuando estés cansada de tanto llorar, donde la gente regale abrazos por la espalda cada vez que me detenga a pensar.

Mar

Y decidí pararte, por un momento, a contemplar el frío y con la brisa del mar volar, aquélla que sólo en invierno nace, cuando todo el mundo calla, cuando sólo hay silencio que llevar. Y de rodillas en la arena, alzando en leve movimiento los ojos al cielo, mientras mil gaviotas te lleven hacia el mar, para jugar entre las olas y entre los peces y tus sueños nadar, hacia donde las lágrimas no lleguen, hacia donde solamente escuches el mar.

Sobre mi piel

De tu mano hacia el deseo, aquél que se perfila en tu respiración entrecortada, aquél que me anega en las pausas de cada beso. Sobre mi piel y hacia el anhelo, que a cada paso dibujas de emoción, mientras de fuego nacen tus ojos, y de caricias me elevo en exaltación, aquella que de pasión nos une, en un baile de suspiros, que ahogan mil besos, en un solo grito de excitación.