Presente Contingente

Más al fondo se oye sentir aquel que un día fue vivir entre lo que el viento hizo y deshizo, guardando el hielo en sus manos, y la sangre sobre la piel. Lejos se escucha llorar aquel que hoy vino a volar entre lo que sus ojos miraban, guardando mil besos de sus labios, y la piel que un día logró tocar.

Dame un segundo de cielo que yo dormiré en tus manos escuchando los latidos de voces que con tu mirada de voz ahogas, sin miedo a llorar desde dentro los colores que se funden sobre el calor de tus labios. Dame un aliento de tus brazos, que en mi piel siento sobre noche inundando de bello silencio el dolor y amanecer de belleza el despertar. Quédate al lado de mi voz y duerme mis lágrimas con tu olor entre sueños que nacen sonrisas y el fuego que apaga el dolor.

Sólo alcanzo a pintar unas pocas letras que mis dedos miran con el recelo del recuerdo que una sonrisa alcanza a describir, como si del cielo hubieran nacido mil estrellas que iluminaran con sus ojos hasta el más profundo de mis silencios, como si supiera que detrás de todo aún hay palabras que bailan de tus labios y entonan desde dentro la más dulce melodía, aquella que interpretas cuando hablas y aquella que cantas mientras duermes.