Entradas

Mostrando entradas de enero, 2012

Desamparo

Desamparo hallo más allá de tu ternura, engalanado en silencios que rebosan melancolía, y que sólo el aura de tu luz que al alba florecía, alcanzaba a descuidar el quebranto de mi amargura y a templar la temida nostalgia que mi vigilia enaltecía. Desazón y codicia de las sedosas palabras que de tus labios de dulzura excedían y que en su terrible ausencia advertida cada noche me enmudecen de calma afligida.

Trato

Ya lo has vuelto a hacer, te has vuelto a equivocar, pero todavía no lo sabes. Con el tiempo te darás por vencida, cuando el placer pasajero ya no pueda con el dolor de la vuelta a uno mismo, cuando uno sólo escucha sus propias mentiras. Yo ahora sólo me oigo a mí mismo, pero te dejo que me hables, incluso puedes seguir besándome con esos ojos que no saben a dónde ir, y con ese dolor que llevas en tus hombros desnudos. Si acaso disimula con algún que otro abrazo, o con un beso en la mejilla, de esos largos, como cuando uno no se quiere ir, de esos que te mojan la piel. Tú bésame que yo no diré nada a nadie, lo prometo, tú habla que yo seguiré mirando tus labios. Te esperaré si acaso desnudo en la cama con mi corazón a un lado, para que te olvides del dolor y te lleves algo del mío. Vamos a hacer un trato, la próxima vez, tú me besas de verdad y yo haré lo propio, ¿de acuerdo?

Promesas

Vale, prometo acostumbrarme, después de todo no me queda otra opción. Recogeré mis halagos y los guardaré en el cajón, aquel en el que dejo las cosas importantes, por si acaso me da un día por necesitarlos . Los cogeré para callármelos a mí mismo, cuando piense en ti. Vale, prometo no pensar tanto en ti y guardarme tus besos en el mismo cajón, el de los halagos. Prometo olvidarte (de vez en cuando) y cerrar los ojos para ver si desapareces de una vez, aunque sea de noche, aunque sea con vino, o con orgasmos. Vale, prometo no volver a soñarte , pero por si apareces, haz como si no me hubieras visto, como cuando estoy despierto, y haz como si me creyeras como ahora, cuando escribo.

Noche de Reyes

Desde aquí oigo el gentío, las voces y sus pasos, hacia donde siempre, hacia ningún sitio. Hoy no ha habido regalos, como ayer, y como mañana. Tampoco los esperaba. Es imposible. Sólo en una noche es imposible, aunque sólo te quisiera a ti. Sólo ha habido recuerdos, como siempre, recuerdos con alcohol, y de mensajes antiguos en el móvil, sin borrar, mensajes de promesas, sin cumplir. "Todo va a salir bien" te mentiste, me mentí. Me gustaría poder decirte que no te vayas, que te quedaras un poco más, me gustaría poder decirte que no me dejaras solo, que durmieras hoy conmigo, mientras esperamos los regalos, sólo dormir, te lo prometo. Me gustaría poder decírtelo, que te quiero como regalo, pero mentiría.

Como en los sueños

A veces pienso en ti en voz baja y empiezo a recorrer mentalmente las calles por donde andábamos. Todavía recuerdo algún que otro sueño de esos que te contaba y que nos sacaba una sonrisa tonta como si de verdad fuera a ocurrir. Sin rumbo fijo (como ahora) y a veces tropezando con la gente (como siempre), a nosotros lo que nos gustaba en realidad era el vino, o el café, pero siempre acabábamos rodeados de libros y de música o en alguna tienda de chucherías, hablando de nuestros sueños para ver si se cumplían, y viajábamos de la mano donde queríamos pero siempre lejos de la realidad y de la gente, para ver si nos lo creíamos y hablábamos de estar juntos para siempre como si fuera a ocurrir, porque éramos especiales, pero en el fondo sabíamos que era mentira, como los sueños, pero nos lo creíamos, como en los sueños. Y ahora no sé dónde estás (aunque a veces te sueñe) y tampoco si sigues soñando lo mismo, aunque sea sin vino, pero no importa porque yo tampoco sé dónde estoy (casi siempre