Minucias

De entre el fuego y el hielo, surgen sonrisas y falsas risas que se confunden entre el odio, el deseo, la mentira y la obsesión por el recuerdo. Ya no hay lugar para luchar enfurecido sino para llorar sin pensar, de dormir sin soñar y despertar sin llamar. Es hora de vivir por inercia y envidiar a los demás y de volver a recordar aquél día en que pude despertar entre besos de papel. Y veo abrazos, caricias y miles de luces que un día me iluminaron justo cuando estaba amaneciendo; pero ahora ya es tarde y tus besos suenan lejos y yo sólo tengo mis libros, mis letras y las canciones, y el amargo sabor de un sueño por desear. Sólo tengo sangre reseca sin poder limpiar. Sólo tengo el vino para anestesiar y la música para respirar.

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