Hoy no me siento seguro de mí, porque hoy me he ganado un par de veces entre lágrimas, en medio de la gente, delante de sus miradas entre empáticas y desinteresadas. Al final se me han secado solas, sin ayuda de nadie, ni siquiera la mía.
Hazme huir en tus brazos, que del olvido, a morir llego, si no es con tus besos, y si no es con tus labios. Hazme morir de ti, que de tu ausencia desespero, si no es con tus ojos, y si no es con tus manos. Hazme reír en tus labios, que de no tenerte, sólo a vivir llego, si contigo morir puedo.
Su belleza de cristal en dulce melodía que de acariciar sentía sobre la mía sin desprecio ni agonía de relumbrante brillo y sobre sus manos que en sobremesa abrían entre desnudos y altivos presentes compartidos
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