Lapsos

Millares de lapsos de contrariedad
disfrazados por el auge de la vigencia
que amansa las brisas repentinas
de majestuosos y fugaces colores.

Sin juicio ni cordura
yazco en mi castillo de arena
ahogado por heridas que ya templan
mi tormenta con su dulce firmeza
y que cierran al olvido los sollozos.

Con una sentencia de codicia
entre la insignificancia y la miseria
que de mi yo dejo construir y destruir
mezclando deseos imposibles
con escenarios de mediocridad.

Encontrando una sonrisa
que descansa en mis heridas
para hacerlas bellas y presumidas
entre la burla del gentío
y la banalidad de su recelo.

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