Ruedas

El camino serpentea, liso y brillante con una luz que rehúye el frío que choca en mis brazos. Ahora la rutina se difumina entre el baile de mis piernas y la respiración acelerada a través de los kilómetros, y mientras tarareo una canción que se repite en mis oídos.
Y entretanto el mar me saluda de azul diamante y me devuelve con su brisa a las espaldas de mis recuerdos, donde descansan las esperanzas, donde reviven los deseos.

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